Computers + Marketing + Internet = Riqueza

Cada persona que se hace rica por competencia tumba la escalera por la cual subió, y mantiene a otros abajo, pero cada persona que se hace rica por creación abre la puerta a miles para seguirlo – y los inspira a hacerlo.

Thursday, November 13, 2008

¿QUÉ GENIO YACE DORMIDO EN SU CEREBRO?

En algún rincón de su carácter está latente, dor­mida, la semilla de la realización que, si germinara y se pusiera en acción, lo elevaría a niveles que tal vez usted nunca soñó alcanzar.

Así como un virtuoso puede arrancar las melo­días más hermosas de las cuerdas de su violín, usted puede despertar al genio que yace dormido en su mente, y hacer que lo conduzca hacia arriba, hacia cualquier objetivo que desee alcanzar.

Abraham Lincoln fue un fracasado en todo lo que intentó..., hasta después de haber alcanzado los cuarenta años. Fue un Don Nadie, de Ninguna Par­te, hasta que una gran experiencia entró en su vida y despertó al genio dormido que había en su corazón y en su cerebro, para darle al mundo uno de sus hombres realmente grandes. Esa «experiencia» esta­ba combinada con las emociones de la aflicción y el amor. Le aconteció a través de Ann Rutledge, la úni­ca mujer a quien él amó realmente.

Es sabido que la emoción del amor está ligada al estado de ánimo conocido como la fe, y esto se debe que el amor se aproxima mucho a traducir los im­pulsos de pensamiento propios en su equivalente es­piritual. Durante su labor de investigación, el autor ha descubierto, a partir del análisis de la vida y obra y realizaciones de centenares de hombres de posicio­nes destacadas, que detrás de casi cada uno de ellos existía la influencia del amor de una mujer.

Si quiere pruebas del poder de la fe, examine las realizaciones de los hombres y mujeres que se han valido de ella. Jesús, el Nazareno, encabeza la lista.

La base de la cristiandad es la fe, con independencia de cuántas personas hayan falseado o malinterpreta­do el significado de esa gran fuerza.

La esencia de las enseñanzas y de las realiza­ciones de Cristo, que pueden haberse interpretado como «milagros», son nada más y nada menos que fe. Si hay fenómenos «milagrosos», ¡se producen sólo a través del estado mental conocido como la fe!

Consideremos el poder de la fe, tal como nos la mostró un hombre bien conocido por toda la huma­nidad: el Mahatma Gandhi, de la India.
En este hombre, el mundo tuvo uno de los ejemplos más sorprendentes de las posibilidades de la fe que co­nozca la humanidad. Gandhi ostentó más poder po­tencial que ningún otro de sus contemporáneos, y ello a pesar del hecho de que no contó con ninguna de las herramientas ortodoxas del poder, tales como dinero, barcos de guerra, soldados ni material béli­co.
Gandhi no tenía dinero, ni casa, ni siquiera ro­pas, pero tenía poder. ¿Cómo lo obtuvo?

Lo creó a partir de su comprensión del principio de la fe, y mediante su capacidad para trasplantar esa fe al espíritu de doscientos millones de personas.

Gandhi consiguió la sorprendente proeza de in­fluir en doscientos millones de mentes para formar un conglomerado humano que se moviese al uníso­no, como un solo hombre.

¿Qué otra fuerza de este mundo, aparte de la fe, puede lograr tanto?

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